Los
versos son heptasílabos y riman en asonante los versos pares. El
romance de siete sílabas se denomina romance
endecha. Toda la
composición mantiene la misma rima e-o.
Recurrir a una forma tan arraigada en la historia literaria española
acentúa el tono nostálgico y evocador de este poema.
Las
dos primeras estrofas son una enumeración
de lo que echa de menos de su tierra: una evocación del paisaje
español (playas,
parameras, oteros, vegas, castillos, ermitas...).
En la 3ª estrofa aparece la 1ª persona (me
arrancaron) y el
motivo de haberse tenido que exiliar: “los vencedores / Caínes
sempiternos, / de todo me arrancaron”. El término “vencedores”
remite de un modo transparente al bando franquista. “Caínes” nos
hace pensar en las dos Españas de que hablaba Antonio Machado. Las
tres primeras estrofas constituyen una unidad sintáctica basada en
el contraste entre la enumeración
de elementos positivos y la realidad inapelable de que “ellos […]
de todo me arrancaron”. La disposición sintáctica de este largo
período supone un recurso al hipérbaton (posposición del verbo). Podemos también destacar:
- personificación: "al rubio sol durmiendo"
- epíteto: "rubio sol" (y personificación, ya que este adjetivo se aplica sobre todo al cabello)
- antítesis: "de todo me arrancaron. / Me dejan el destierro."
- quiasmo: "de todo [A1] me arrancaron.[B1] / Me dejan [B2] el destierro.[A2]"
- personificación: "al rubio sol durmiendo"
- epíteto: "rubio sol" (y personificación, ya que este adjetivo se aplica sobre todo al cabello)
- antítesis: "de todo me arrancaron. / Me dejan el destierro."
- quiasmo: "de todo [A1] me arrancaron.[B1] / Me dejan [B2] el destierro.[A2]"
A
partir de la 4ª estrofa se utiliza la 2ª persona del singular
(“contigo solo estaba...”), cuyo destinatario es la tierra
que echa de menos el exiliado (apóstrofe).
La 2ª persona se mantiene hasta el final del poema (“Un día tú,
ya libre...”). La 2ª persona implica una humanización de su
destinataria (personificación
o prosopopeya)
y abre la posibilidad de una intimidad entre ella y el poeta. Además
el poema se tiñe de matices religiosos para destacar lo profundo de
la unión telúrica entre el poeta y su país:
Una
mano divina
tu tierra
alzó en mi cuerpo...
Contigo
solo estaba,
en
ti sola creyendo...
Estos dos últimos versos además presentan además una disposición paralelística:
Contigo solo [A1] estaba, [B1] / en ti sola [A2] creyendo [B2];
Estos dos últimos versos además presentan además una disposición paralelística:
Contigo solo [A1] estaba, [B1] / en ti sola [A2] creyendo [B2];
El primer fragmento citado sugiere incluso que el cuerpo del poeta
está formado de la misma materia de su tierra, como amasado del
mismo barro. Se trata prácticamente de una unión mística.
Podríamos distinguir una segunda parte, constituida por las
estrofas 4ª, 5ª y 6ª que insinúan un paralelismo con las tres
primeras. En ambos casos dos estrofas evocadoras de una realidad
querida y añorada dan paso a una tercera que constata un alejamiento
inevitable. El esquema podría ser:
A1
A2
B1
A3
A4
B2
El poema se cierra con una mirada al futuro, en la que se contempla a
su tierra al fin “libre / de la mentira de ellos” (libre la
dictadura que la tiene sometida) y buscando de nuevo al poeta con
quien estuvo tan unida. Pero entonces –y la premonición tuvo su
cumplimiento–, el poeta ya no vivirá: “¿qué ha de decir un
muerto?” El poema se cierra con esta implacable interrogación
retórica que excluye cualquier posibilidad de esperanza. Incluyendo
la última estrofa el esquema quedaría del siguiente modo:
A1
A2
B1
A3
A4
B2
La rima e-o no se produce en todos los versos. Solo en los versos pares, dejando los impares libres
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