Por
entonces yo era un muchacho de quince años que languidecía entre
las paredes de un internado con nombre de santo en las faldas de la
carretera de Vallvidrera. En aquellos días la barriada de Sarriá
conservaba aún el aspecto de pequeño pueblo varado a orillas de una
metrópolis modernista. Mi colegio se alzaba en lo alto de una calle
que trepaba desde el Paseo de la Bonanova. Su monumental fachada
sugería más un castillo que una escuela. Su angulosa silueta de
color arcilloso era un rompecabezas de torreones, arcos y alas en
tinieblas. El colegio estaba rodeado por una ciudadela de jardines,
fuentes, estanques cenagosos, patios y pinares encantados. En torno a
él, edificios
sombríos albergaban piscinas veladas de vapor fantasmal, gimnasios
embrujados de silencio y capillas tenebrosas donde imágenes de
santos sonreían al reflejo de los cirios. El edificio levantaba
cuatro pisos, sin contar los dos sótanos y un altillo de clausura
donde vivían los pocos sacerdotes que todavía ejercían como
profesores. Las habitaciones de los internos estaban situadas a lo largo
de corredores cavernosos en el cuarto piso. Estas interminables
galerías yacían en perpetua penumbra, siempre envueltas en un eco
espectral.
Carlos Ruiz Zafón, Marina
1. Identifica en el texto las
siguientes características lingüísticas propias de la descripción.
a) sustantivos concretos
b) adjetivos descriptivos
c) sintagmas preposicionales con
función de complemento del nombre
d) adjetivos posesivos y demostrativos
(escríbelos junto al nombre al que determinan)
e) verbos atributivos en pretérito
imperfecto de indicativo
f) otros verbos que no expresan acción,
sino situación o estado
g) brevedad sintáctica
2. Escribe todos los adjetivos del
texto cuyo significado evoca la idea de lo fantasmal (campo léxico).
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